Alias El Monstruo: capturan a su administradora y cuñados
La Policía captura a Grace Bado, la mujer que administraba las ganancias criminales de El Monstruo. Nueva evidencia y audios hunden aún más a Erick Moreno Hernández.
Erick Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, considerado uno de los criminales más peligrosos del país, empieza a ver cómo su imperio de terror y dinero ilícito se desmorona.
La Policía Nacional, tras semanas de inteligencia encubierta, logró capturar a Clarén Grace Bado Neyra, la joven de 28 años que administraba toda la economía criminal del cabecilla.

Grace, quien usaba como fachada negocios de productos importados, belleza y asesoría inmobiliaria, era en realidad la cajera principal de las ganancias provenientes de extorsiones, secuestros y asesinatos.
En un megaoperativo realizado el 26 de marzo, agentes de la División de Secuestros y Extorsiones de la Dirincri, apoyados por unidades del SUAT, irrumpieron en múltiples inmuebles.

Grace intentó desaparecer evidencias encerrándose en un baño, pero fue reducida a tiempo. En su poder se hallaron documentos, dinero, tarjetas bancarias y otros elementos que comprometen directamente a “El Monstruo”.
Junto a ella también cayeron Luciana Judith Cruz Ruiz y Jhosseteh Manuel Cruz Ruiz, cuñados del criminal, quienes desde un condominio en Comas coordinaban logística y ocultaban bienes adquiridos con dinero ilícito.
La investigación reveló además que la verdadera organización que lideraba “El Monstruo” no eran simplemente los Injertos del Cono Norte, sino un grupo más estructurado conocido como "Los Federales", involucrados en secuestros de empresarios y asesinatos de policías como el recordado brigadier Luis Carrasco.
En medio de esta debacle, El Monstruo ha comenzado a enviar desesperados audios intentando desligarse de los delitos de su red. En uno de estos mensajes, obtenidos en exclusiva, el fugitivo afirma:
“Yo me hago responsable de mis c...gadas, pero en este secuestro no tengo nada que ver. Por favor, manden este audio a la Policía”, clama, buscando desesperadamente limpiar su nombre.
Un intento tardío de lavarse las manos, mientras su estructura criminal cae una pieza a la vez. La justicia lo acecha, sus más fieles operadores están tras las rejas y su soledad es cada vez más evidente.