Hoy:

    Choferes siguen bajo fuego

    Pese al estado de emergencia, los ataques a choferes no se detienen. Sicarios disparan a plena luz del día y las amenazas se multiplican. La violencia no da tregua

    El gobierno ha enviado agentes a custodiar patios de maniobra / Video: América Noticias

    "Nos están obligando a matar, hermano". Esa es la cruda frase que resume el infierno que viven los transportistas en Lima y Callao. Pese a la ampliación del estado de emergencia, las extorsiones y atentados continúan. Cada salida a trabajar podría ser la última.

    Sicarios disparan a quemarropa en pleno turno, conductores se lanzan al piso para salvar su vida y las empresas no dan más. "El miedo está presente todos los días", confiesa Héctor Vargas, presidente de la coordinadora de transporte urbano.

    Balas, amenazas y miedo diario

    En San Martín de Porres, un chofer de ETUNIJESA fue atacado a las 6 a. m. Tres disparos atravesaron su ventana. Sobrevivió de milagro. Días antes, otro conductor fue atacado en el mismo distrito. El sicario grabó el tiroteo y lo envió como advertencia: "Ya los empecé a reventar".

    Pasajeros también en la línea de fuego

    Una combi fue atacada en San Juan de Miraflores: un pasajero murió, otros dos quedaron heridos. Los disparos llovieron sin piedad. En la ventana trasera, una calcomanía revela que la empresa ya paga "cupo".

    Vidas paralizadas por el terror

    Conductores renuncian. Empresas se quedan sin choferes. La falta de personal impide cubrir rutas, y las deudas crecen. La crisis no solo es de seguridad: también es económica.

    Policías que no alcanzan

    El gobierno ha enviado agentes a custodiar patios de maniobra, como el de la empresa Santa Catalina. Pero para Vargas, esas medidas son "manotazos de ahogado". "Cuando se va el policía, el miedo vuelve. Y los delincuentes también".

    Delincuentes que marcan territorio

    En algunos casos, bandas criminales lanzan bombas molotov, marcan vehículos con stickers y graban videos para intimidar. Los ataques buscan una cosa: dinero. Y lo cobran con sangre.

    Denunciar da miedo

    Empresarios temen hablar. Denuncian y los criminales se enteran casi al instante. "La información sale de adentro", alertan.

    Conclusión del caso: Mientras las extorsiones se multiplican, el miedo paraliza al transporte urbano. Las balas no entienden de leyes ni de estados de emergencia. Choferes y usuarios exigen acciones reales antes de que otra vida se pierda.