Hoy:

    Conductor asesinado por negarse a pagar cupos en el Callao

    Compañeros de ruta paralizaron el tránsito y marcharon exigiendo justicia. Lo sacaron en hombros como símbolo de lucha. Una gigantografía suya fue colgada en su unidad.

    Foto y video: América Noticias

    José Johnny Esqueche Ñingles, conocido como “Brujito”, fue asesinado en plena jornada laboral por sicarios que le cerraron el paso en la avenida Néstor Gambetta. Conducía su combi, cubriendo su última vuelta de la noche, cuando las balas apagaron su motor y su vida.

    No era la primera vez que recibía amenazas: se había negado a pagar los cupos exigidos por la organización criminal Los Chukys, que extorsionan a conductores del Callao.

    Su muerte desató una ola de indignación. La imagen del conductor entre flores, velado en su propio taller, conmovió a compañeros de ruta, vecinos y familiares. Brujito era más que un chofer: era padre, mecánico y un hombre que creía que trabajar no debía costar la vida.

    ¿Quién era José Johnny Esqueche Ñingles?

    Tenía 47 años y toda una vida en el volante. Trabajaba para la empresa Liventour, pero además era técnico mecánico, formado en Senati. En su barrio, era conocido por su taller, donde reparaba las unidades de sus colegas. Era un hombre tranquilo, fiestero, siempre sonriente, querido por quienes compartían con él la ruta y los cafés de madrugada.

    Vivía por su familia. Su esposa, Angélica Vergara, recordó que trabajaba día y noche para sostener el hogar. Sus hijos adolescentes eran su motivación diaria. Por eso, su muerte ha dejado no solo un vacío, sino también una sensación de rabia ante una violencia que parece incontrolable.

    ¿Cómo ocurrió el crimen?

    El lunes 28 de octubre por la noche, Johnny realizaba su recorrido habitual. Mientras transitaba por Néstor Gambetta, sicarios lo interceptaron y dispararon a quemarropa. Algunos pasajeros huyeron despavoridos. Otros intentaron auxiliarlo, pero ya no había nada que hacer. El ataque fue directo y certero.

    Cámaras de seguridad captaron el momento del crimen. Las imágenes muestran a los pasajeros huyendo, gritos de auxilio y el cuerpo sin vida del conductor aún en el asiento. Una escena que volvió a encender las alarmas sobre el poder de las mafias que controlan el transporte en el Callao.

    ¿Por qué lo mataron?

    Su familia confirmó que días antes había recibido amenazas. Se negó a pagar los cupos exigidos por Los Chukys, una organización que impone un cobro diario de hasta diez soles por unidad a cambio de “seguridad”. Su negativa fue considerada una falta imperdonable. Su muerte fue la represalia.

    Durante el velorio, mientras la familia lloraba su partida, nuevos mensajes de amenaza llegaron a los choferes de la empresa Liventour. Nadie está a salvo. El miedo viaja en cada asiento, se sube a cada combi.

    ¿Cómo respondió la comunidad de transporte?

    El día del entierro, sus compañeros paralizaron la avenida Gambetta. Salieron con pancartas, bocinazos y lágrimas. Llevaron su féretro en hombros como homenaje. En una de sus unidades colgaron una gigantografía con su rostro, una declaración de que “Brujito” no será olvidado.

    Transportistas anunciaron un paro general para el martes 4 de noviembre. No será solo una protesta, sino un acto de homenaje. “Estamos hartos”, gritaban. Conducen sabiendo que el siguiente disparo puede tener su nombre.

    ¿Quiénes están detrás del crimen?

    La Policía Nacional capturó a cinco integrantes de la banda Los Chukys en un operativo ejecutado tras el asesinato. Entre los detenidos, un menor de apenas 14 años. En la intervención se hallaron celulares, libretas de cobros, imágenes de la Santa Muerte y un muñeco Chucky colocado como símbolo de protección criminal.

    El general Óscar Arriola confirmó que uno de los detenidos sería el sicario que ejecutó a Johnny Esqueche. La investigación continúa. La banda había extendido su dominio por diversas rutas del primer puerto, usando el miedo como su principal arma.

    ¿Qué revela este caso sobre la violencia en el Callao?

    Según el Observatorio de Criminalística, en lo que va del año, más de 80 conductores han sido asesinados en Lima y Callao. Eso equivale a un crimen cada ocho horas. Las extorsiones a transportistas generan ingresos ilegales por más de seis millones de soles mensuales. La impunidad permite que estas mafias operen con total libertad.

    El caso de Brujito destapó esta realidad. Puso rostro y nombre a una estadística. Lo convirtió en símbolo de resistencia. Hoy, su historia recorre los paraderos y talleres, acompañada del temor de cientos de trabajadores del transporte que, como él, solo quieren trabajar y volver a casa.

    • José Johnny Esqueche fue asesinado mientras manejaba su combi en el Callao.
    • Se había negado a pagar cupos exigidos por la banda Los Chukys.
    • Su muerte generó protestas y un paro de transportistas.
    • Fue despedido entre bocinazos y una gigantografía en su unidad.
    • La Policía capturó a cinco sospechosos, incluido un menor.
    • Las extorsiones en el transporte generan millones en Lima y Callao.