Hoy:

    Depravado con disfraz de entrenador de fútbol

    Bajo la promesa de convertirlos en estrellas de fútbol, un falso entrenador captaba menores de edad por redes sociales para abusar de ellos

    Depravado con disfraz de entrenador de fútbol. Video: Canal N

    Se mostraba como un entrenador de fútbol carismático, amable y comprensivo con sus alumnos, pero toda esa careta era una farsa. Detrás del disfraz de supuesto psicólogo deportivo se ocultaría un criminal, un depravado, según la fiscalía. Su caída no fue casual: la tecnología lo delató.

    El rastro dejado en su celular y en su correo electrónico reveló la verdadera naturaleza de su perversión.

    Su nombre real es Luis Humberto Johana Than Ballero García, de 46 años. Pero, en las redes sociales se ocultaba bajo los seudónimos de “El Chico Suchel” o “Resilencia LB”.

    Se presentaba como un entrenador de fútbol y formador de niños y adolescentes, usando el “coaching” y supuestas profundizaciones deportivas. Pero todo era parte de su estrategia. Bajo esa fachada de mentor, se escondía un depredador -según la fiscalía- que utilizaba el deporte como carnada para acercarse a sus víctimas más vulnerables.

    Era imposible negarlo. Las pruebas que obtuvo la fiscalía de Trata de Personas y la Dirección de Ciberdelincuencia de la Policía lo sindicaban como culpable. 

    Bajo la promesa de convertirlos en estrellas de fútbol, este falso profesor engañaba a niños de apenas 7 a 13 años. Tras los entrenamientos, los convencía para llevarlos a hospedajes, donde se quebraba toda la inocencia que juraba proteger.

    Durante tres años, habría repetido el mismo patrón de abuso. Sabía perfectamente a quiénes apuntar: niños de barrios humildes, pequeños que veían en el futbol una puerta para escapar de la pobreza. Se aprovechó de su inocencia, de sus sueños, y también deL silencio. Ninguno se atrevió a denunciarlo. ¿Cómo acusar al entrenador que era tan querido por los propios padres?

    Pero la verdad terminó saliendo a la luz. No fue por una confesión o por una denuncia. No. Fue la tecnología la que lo delató. Fotografías halladas en “Dark Web” expusieron su rostro y su perversión. El profesor subió al internet casi 135 videos con menores de edad.

    Hoy, la policía no solo patrulla las calles, también recorre las entrañadas del ciberespacio. Agentes especializados en Ciberdelincuencia analizan cada día los denominados códigos HASH, una especie de huella digital enviada por la empresa norteamericana NCMEC expertos en rastrear 
    videos y fotografías donde aparecen menores de edad desnudos. Este programa es tan especializado y preciso que no solo detecta la pornografía infantil, también ubica exactamente quién distribuye los archivos con el código MAC, un código único de identificación y ubicación.

    Acorralado por las pruebas, al profesor de fútbol no le quedó más que reconocer que él era el hombre que aparece en los videos junto a los pequeños de apenas 7 y 9 años a quienes se negó a identificar. 

    Tenía decenas de fotografías junto a con sus estudiantes, muchos de ellos de la zona de Mirones, en Cercado de Lima, y otros de Nocheto, en el Agustino.  
    No importa si los depravados intentan borrar las huellas de sus delitos. Una vez en la nube, el sistema del programa norteamericano NMCEC lo detecta todo. Identifica cuentas, correos electrónicos y números telefónicos de quienes distribuyen pornografía infantil, sin importar la red social que usen. La alerta viaja de inmediato a la agencia de ciberdelincuencia del país de origen.

    Así descubrieron que el prontuariado profesor de fútbol era quien producía y distribuía las imágenes de menores de edad.

    Frente a la fiscal de Trata de Personas saca a relucir el personaje que mostraba a sus amigos, familiares y vecinos: el profesor de buena palabra, el entrenador amigable. Toda esa personalidad es falsa. Intentaba justificar el acercamiento con los niños porque supuestamente quería ayudar a otro entrenador de fútbol. Frente a la autoridad olvidó los nombres de todos sus alumnos, sin embargo, en sus cajones, tenía guardados los DNI de los pequeños.

    El delito de pornografía infantil es grave. Sin embargo, las pruebas halladas apuntan a que el profesor de fútbol podría enfrentar la pena más grave de todas: cadena perpetua.

    Para el entrenador, los verdaderos culpables de su caída no eran sus crímenes, sino la fiscalía y la prensa. De culpa o arrepentimiento ni un rastro. Incluso cuando le pusieron las esposas, seguía interpretando su papel de mentor, aferrándose a su careta de inocencia, negándose a mostrar la perversidad de su actuar. 

    Hay delitos que pueden ser detectados sin que la víctima denuncie. La policía no solo patrulla las calles, también el ciberespacio. Agentes que se infiltran en la peligrosa Dark Web para detectar pedófilos, violadores y distribuidores de pornografía. 

    Cada día crece más la delincuencia en espacios virtuales que en la misma realidad.