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    Huariques del centro de Lima: sabor con historia y tradición

    Restaurantes emblemáticos, cevicherías modernas y panaderías clásicas conservan el alma culinaria del corazón de la capital.

    Foto y video: América Noticias

    Entre casonas coloniales, vitrales antiguos y calles de adoquines, el centro de Lima guarda mucho más que historia y burocracia: esconde sabor, tradición y el alma de la cocina limeña.

    Los huariques, esos pequeños pero legendarios restaurantes, se mantienen firmes en medio del bullicio, la modernidad y el paso de los años, ofreciendo platos que huelen a hogar y saben a herencia.

    Uno de los más conocidos es el restaurante Cordano, fundado en 1905. A pasos de Palacio de Gobierno, este local no solo es parte del paisaje histórico, sino también del paladar limeño.

    Su carta ofrece desde butifarras con jamón del país hasta lomos saltados y tacu tacus que se han convertido en favoritos de peruanos y turistas. La milanesa de pollo servida como una sábana es ya un clásico, contundente como sus porciones.

    “No seamos mezquinos”, dice entre risas Jacinto, uno de los socios. “Acá las porciones son generosas, como debe ser”. Cordano no tiene un solo dueño, sino una comunidad de trabajadores que, tras décadas de servicio, se han convertido en parte viva de este ícono limeño.

    Uno de ellos, ya jubilado, aún va cada día a apanear milanesas con la misma pasión de siempre.

    Cruzando unas cuadras, en el Jirón Puno, está la Cevichería Heydi, un rincón sin lujos pero con sabor contundente. Con más de 50 años de historia, este restaurante familiar fusiona la tradición marina con la influencia nikkei.

    “El chupe clásico de camarones viene con producto de Arequipa”, explica Heydi Oshiro. Pero el plato estrella es una creación de su padre: una especie de tallarín saltado con pescado, coronado con chicharrón de pota. “Es el preferido de los que saben”, añade.

    Y si de historia se trata, la Panadería Huérfanos huele a tiempos pasados. En plena calle Azángaro, este local ofrece desde fetuccinis y lasañas caseras hasta turrones y roscas de Reyes todo el año.

    Sus pastas son hechas a mano por los mismos panaderos y su turrón ha sido premiado como uno de los mejores de Lima. “Aquí todo se prepara con la receta original. Lo vendemos los 365 días, sin esperar octubre”, comenta Carlos, uno de sus encargados.

    Pero no todo en el centro es tradicional. También hay espacio para la innovación. Ceviche Express ha ganado terreno con su propuesta de comida marina al paso. Su leche de tigre express, servida en vasos listos para llevar, es una de las más pedidas por comerciantes, trabajadores y transeúntes.

    “Es rápida, económica y sabrosa”, explica Andrea De La Melena, administradora del local. Su yate cevichero, ideal para compartir, reúne arroz con mariscos, ceviche, chaufas y chicharrón en un solo plato.

    El centro de Lima nunca duerme y su oferta gastronómica tampoco. Mientras unos corren por trámites, otros se detienen a saborear la historia. Entre la prisa y el tráfico, los huariques siguen ahí: persistentes, sabrosos y con alma.

    Son parte de la ciudad que no aparece en postales, pero sí en recuerdos. Porque aquí, entre panaderos de generaciones, cevicheros creativos y cocineros de toda la vida, se cocina algo más que comida: se cocina identidad.